Desde el pasado 23 de abril se adelanta un caso jurídico que entremezcla la comunicación alternativa, la defensa del derecho fundamental a la libre expresión y los conflictos de intereses políticos, militares y de seguridad nacional.
Se trata de la detención de Joaquín Pérez Becerra, un colombiano que tiene a su cargo la dirección y edición de un portal de internet que se conoce con el nombre de Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol) y que funciona desde Suecia.
Hasta ahí todo parecería un lio de censura y manipulación de la información. Pero el meollo del asunto radica en que mientras Pérez Becerra afirma enfáticamente que es un comunicador social (1), la justicia colombiana lo acusa por los delitos de concierto para delinquir con fines terroristas, administración de recursos relacionados con fines terroristas y rebelión (2), debido a que el portal de Internet Anncol publica información que tiene que ver con la guerrilla colombiana.
Los medios de comunicación colombianos informan que aunque Joaquín Pérez Becerra, quien es director de la Agencia Anncol, reproduce las posiciones de las Farc, negó vínculos con ese grupo y dijo que era víctima de un supuesto "atentado contra la libertad de expresión de un medio alternativo" (3).
De la misma manera otras voces de protesta se evidencian a través de medios alternativos (4); y claro, otras posiciones de medios nacionales o estatales. Por ejemplo, algunas editoriales afirman concluyentemente que “la detención de Joaquín Pérez Becerra ni es un atentado a la libertad de prensa, ni es un exabrupto de la justicia capaz de generar tensiones con Suecia. Se trata sólo de la captura de un miembro importante de la diplomacia de las Farc, que golpea duro al grupo insurgente. Pérez Becerra es el tercero al mando en el ala exterior, bajo Granda y Trish. Su captura, sin duda, es clave para impedir que se reconstruya la diplomacia de las Farc tras la muerte de Raúl Reyes, tarea que se estaba adelantando con prontitud”.
Pero mientras este caso lo resuelve la justicia colombiana, quiero compartir con ustedes el limbo que se puede presentar entre la libre información (tanto a nivel de publicación como de acceso) y los estamentos de control.
No tengo idea de cómo termine este proceso legal. Lo cierto es que es un ejemplo más del control social que se puede ejercer desde la red y de los líos informáticos que se presentan con internet.
Queda planteada la pregunta: ¿Hasta dónde la libertad de prensa?
Se trata de la detención de Joaquín Pérez Becerra, un colombiano que tiene a su cargo la dirección y edición de un portal de internet que se conoce con el nombre de Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol) y que funciona desde Suecia.
Hasta ahí todo parecería un lio de censura y manipulación de la información. Pero el meollo del asunto radica en que mientras Pérez Becerra afirma enfáticamente que es un comunicador social (1), la justicia colombiana lo acusa por los delitos de concierto para delinquir con fines terroristas, administración de recursos relacionados con fines terroristas y rebelión (2), debido a que el portal de Internet Anncol publica información que tiene que ver con la guerrilla colombiana.
Los medios de comunicación colombianos informan que aunque Joaquín Pérez Becerra, quien es director de la Agencia Anncol, reproduce las posiciones de las Farc, negó vínculos con ese grupo y dijo que era víctima de un supuesto "atentado contra la libertad de expresión de un medio alternativo" (3).
De la misma manera otras voces de protesta se evidencian a través de medios alternativos (4); y claro, otras posiciones de medios nacionales o estatales. Por ejemplo, algunas editoriales afirman concluyentemente que “la detención de Joaquín Pérez Becerra ni es un atentado a la libertad de prensa, ni es un exabrupto de la justicia capaz de generar tensiones con Suecia. Se trata sólo de la captura de un miembro importante de la diplomacia de las Farc, que golpea duro al grupo insurgente. Pérez Becerra es el tercero al mando en el ala exterior, bajo Granda y Trish. Su captura, sin duda, es clave para impedir que se reconstruya la diplomacia de las Farc tras la muerte de Raúl Reyes, tarea que se estaba adelantando con prontitud”.
Pero mientras este caso lo resuelve la justicia colombiana, quiero compartir con ustedes el limbo que se puede presentar entre la libre información (tanto a nivel de publicación como de acceso) y los estamentos de control.
No tengo idea de cómo termine este proceso legal. Lo cierto es que es un ejemplo más del control social que se puede ejercer desde la red y de los líos informáticos que se presentan con internet.
Queda planteada la pregunta: ¿Hasta dónde la libertad de prensa?
Citas
1. Correo del Orinoco
2. Diario El Tiempo - Justicia
3. Diario El Tiempo - Nota interior
4. Telesur Tv
ABP Noticias
5. Diario El Espectador - Opinión
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